A pocos días de las elecciones en Estados Unidos, el expresidente Donald Trump ha hecho fuertes declaraciones sobre posibles “trampas” electorales en Pensilvania, estado clave en la contienda. Trump afirmó en redes sociales que en ese estado se están viendo “cosas muy feas” y llamó a la policía a actuar para evitar fraudes. Estas declaraciones han generado preocupaciones sobre su disposición a aceptar los resultados electorales en caso de derrota. Mientras tanto, Kamala Harris, su rival demócrata, se ha centrado en asegurar su compromiso con la democracia y la inclusión de voces disidentes, en un esfuerzo por atraer votantes moderados y republicanos descontentos.
En paralelo, Trump expresó en un mitin en Carolina del Norte que lograría una victoria en California bajo condiciones de “supervisión divina”, y aprovechó la ocasión para criticar a la prensa. Harris, por su parte, también estuvo en Carolina del Norte, donde destacó que su visión de una democracia inclusiva contrasta con el enfoque de Trump, afirmando que «daré un lugar en la mesa» a quienes piensan distinto. En otro evento en Pensilvania, Harris reafirmó su compromiso de poner al país por encima del partido.
Las tensiones aumentaron tras una declaración polémica del presidente Joe Biden, quien calificó de «basura» a algunos seguidores de Trump. Biden luego aclaró que se refería a comentarios ofensivos hacia Puerto Rico, pero la oposición aprovechó sus palabras para intensificar las críticas. Trump utilizó esta declaración como un refuerzo a su mensaje, señalando que el gobierno actual desprecia a sus seguidores, a quienes calificó como “el corazón y alma” de Estados Unidos.
