El principal centro psiquiátrico de Puerto Príncipe, Mars & Kline, enfrenta una crisis humanitaria severa. Aproximadamente 60 pacientes sufren hambre y carecen de necesidades básicas como agua potable, electricidad, alimentos y medicamentos. La institución, tanto en el pabellón de hombres como en el de mujeres, presenta condiciones insalubres con celdas sucias y escaso equipamiento.
La situación en Mars & Kline es desesperante. Los pacientes, muchos de los cuales están total o parcialmente desnudos, viven sin actividades de ocio y sufren de hambre constante. «Aquí nos morimos de hambre» y «Estamos olvidados» son algunos de los testimonios de los internos. Las peleas por la escasa comida que llevan algunos familiares son frecuentes.
El abandono es evidente, ya que desde febrero no reciben medicación y no han tenido atención médica. La comida en el centro es casi inexistente, y lo poco que llega proviene de contribuciones de los trabajadores del lugar. El director del centro no ha enviado fondos suficientes, agravando la situación.
Vincent Jean Willem, almacenero del centro por casi 30 años, afirma que la situación siempre ha sido alarmante, pero ha empeorado recientemente debido a la violencia de las pandillas. El otro sanatorio en Croix-des-Bouquets está vacío, dejando a Mars & Kline como la única institución mental estatal en la capital.
El estado del psiquiátrico refleja el deterioro del entorno. Las calles de Puerto Príncipe están llenas de basura, suciedad y coches calcinados, resultado de la guerra urbana. La vegetación ha empezado a reclamar las estructuras abandonadas, y la violencia de las bandas ha destruido escuelas, universidades, centros de salud y viviendas.
Las autoridades están lejos de recuperar el control de la ciudad, aunque han iniciado operaciones de limpieza. La capital sigue siendo controlada en gran parte por bandas armadas que cometen actos de violencia en su lucha por el territorio.
