Después de la muerte de José Antonio Figuereo Bautista, conocido como «Kiko la Quema», el psiquiatra José Miguel Gómez evaluó el impacto de este suceso en la comunidad de Cambita Garabitos, provincia San Cristóbal, calificándolo como un fenómeno social digno de estudio por especialistas.
Gómez describió lo sucedido en el municipio como una manifestación de la carencia de símbolos y valores auténticos en la sociedad, señalando que la cultura del favor y la necesidad contribuyen a la creación de falsos héroes o líderes, como en el caso de Kiko la Quema.
El experto explicó que estas personas, a pesar de involucrarse en actividades delictivas, generan una especie de «solidaridad del miedo» y se convierten en un «mal necesario» para la comunidad, al proporcionar ayuda en situaciones de crisis.
Después del fallecimiento de Kiko la Quema, la comunidad expresó pesar por su muerte, pero también surgieron preocupaciones sobre un posible aumento de la delincuencia en la zona. Sin embargo, algunos residentes destacaron que durante su vida, Kiko no causaba daño a la gente.
José Antonio Figuereo Bautista, conocido como «Kiko la Quema», fue enterrado en el Cementerio Municipal de Cambita Garabitos, entre muestras de lamento y expresiones diversas de los residentes. Se le consideraba el delincuente más buscado y líder de una organización criminal en la zona.
Desde su identificación como objetivo de búsqueda por las autoridades, Kiko la Quema fue objeto de atención por parte del presidente Luis Abinader, quien lo exhortó a entregarse por la vía correspondiente.
