Una semana después de la tragedia ocurrida en la discoteca Jet Set, donde 231 personas perdieron la vida tras el colapso repentino del techo, el ambiente en los alrededores del lugar sigue impregnado de dolor y homenaje. Velas encendidas, arreglos florales, fotografías de las víctimas y lágrimas forman parte de un memorial espontáneo que se ha levantado en honor a quienes ya no están. Las banderas de República Dominicana, Venezuela y mensajes solidarios de ciudadanos mexicanos reflejan la diversidad de las nacionalidades afectadas.
Decenas de personas llegan a diario al sitio donde antes se celebraban fiestas, ahora convertido en símbolo de luto nacional. Algunos como Miguel Vázquez, quien perdió a su amigo Antonio en el siniestro, permanecen en silencio encendiendo una vela o diciendo una oración, mientras otros, aunque no conocían a ninguna víctima, sienten la necesidad de rendir tributo. “Aún hay muchas personas en shock”, expresó Miguel. El impacto se siente también en voces como la de Ramón Cuevas, residente del sector El Portal, quien recordó cómo las sirenas y luces lo despertaron esa madrugada fatídica.
Mientras la sociedad honra a sus muertos, las investigaciones continúan. El propietario del Jet Set, Antonio Espaillat, envió una carta a la Fiscalía poniéndose a disposición de la justicia, siendo esta su primera reacción pública desde la tragedia. La pesquisa del Ministerio Público sigue en etapa de peritaje y se espera que el informe técnico-forense de la Onesvie esté listo en unos tres meses. Aunque muchas víctimas ya han sido sepultadas y algunos heridos dados de alta, el dolor persiste en el ambiente de una ciudad que aún no logra reponerse del golpe.
