
Las oficinas del Departamento de Educación de Estados Unidos amanecieron cerradas tras la orden del expresidente Donald Trump, quien busca desmantelar la entidad como parte de su agenda electoral. Los trabajadores recibieron un correo instándolos a abandonar las instalaciones por razones de seguridad, y posteriormente, la secretaria del Departamento, Linda McMahon, anunció la baja administrativa de casi la mitad del personal.
Trump justificó la medida alegando que muchos empleados «no trabajaban» y reafirmó su intención de trasladar la gestión educativa a los estados. La decisión ha generado críticas, especialmente por parte de sectores que advierten sobre el impacto negativo en la calidad de la educación pública y la reducción de oportunidades para los estudiantes.