La comunidad de Friusa, en Verón-Punta Cana, ha sido centro de atención tras la reciente marcha de la Antigua Orden Dominicana en protesta por la creciente presencia de ciudadanos haitianos en la zona. Sin embargo, residentes del área afirman que, a pesar de la notable migración, la convivencia se desarrolla con normalidad. Algunos reconocen la existencia de riñas ocasionales y ciertos temores en la población, pero descartan la presencia de bandas delictivas organizadas.
Santiago Rodríguez, propietario de una ferretería, sostiene que el día a día en Friusa transcurre sin mayores incidentes, asegurando que la mayoría de los haitianos en la zona están enfocados en el trabajo. Opinión similar tiene Jeanli Sm, un conchista haitiano con casi dos décadas en el país, quien destaca su respeto por las leyes dominicanas. Otros moradores, como Manuel Guillén, admiten que algunos extranjeros se dedican a actividades ilícitas, lo que genera preocupación entre los dominicanos que temen represalias en caso de conflictos.
La marcha del pasado domingo reflejó una mezcla de opiniones entre los habitantes. Mientras algunos respaldaban la movilización contra la inmigración irregular y la inseguridad, otros consideraban que la situación en Friusa ha sido exagerada. Ricarda Williams, quien reside allí desde 2011, opina que la delincuencia se concentra en sectores cercanos como Mata Mosquitos, donde se reportan incidentes con mayor frecuencia.
