Una nueva oleada de sargazo amenaza las playas dominicanas, con cerca de seis millones de toneladas de esta macroalga ya impactando las costas, especialmente en la región Sur entre Azua y Pedernales. Según datos recientes de la Universidad del Sur de Florida y reportes de la Autoridad Nacional de Asuntos Marítimos (Anamar), una masa flotante de más de 37 millones de toneladas se desplaza por el Caribe, lo que podría agravar la situación en los próximos meses. Esta realidad mantiene en vilo a comunidades costeras, pescadores, operadores turísticos y al sector energético, dada la magnitud de los efectos ecológicos y económicos.
Desde el 2015, el fenómeno del sargazo ha venido intensificándose en el Caribe, impactando de manera recurrente playas y ecosistemas marinos. Aunque en 2023 se registró un año de impacto moderado, con 3 millones de toneladas llegando a suelo dominicano, las proyecciones para 2025 son mucho más preocupantes. Las autoridades dominicanas han puesto en marcha diversas iniciativas, incluyendo el Plan Nacional de Contingencia y la autorización de barreras de retención en playas clave del Este como Bávaro, El Cortesito y Cabeza de Toro, además de varios proyectos de aprovechamiento del sargazo impulsados con apoyo internacional.
A pesar de que se han invertido más de RD$100 millones en programas de valorización del sargazo, y de que se han autorizado acciones específicas para su recolección y reutilización, muchos sectores consideran que la respuesta ha sido lenta frente al ritmo creciente de la amenaza. El Ministerio de Medio Ambiente y el Gabinete de Lucha contra el Sargazo continúan desarrollando un marco regulatorio y sistemas de monitoreo, mientras se busca convertir este problema en una oportunidad para la economía circular y el desarrollo sostenible.
