
Qué gran equipo son los Nuggets. En su debut en unas Finales, los chicos de Michael Malone se mostraron serios y seguros para controlar a Miami de principio a fin hasta acabar venciendo 104-93 y poner el 1-0 en la lucha por el anillo. Eran favoritos y ahora lo son aún más.
Y es que Denver simplemente fluye. Lo que para otros conjuntos es un trabajo constante para encontrar su ritmo en los partidos, para ellos es sencillez. Nikola Jokic es el inicio de todo, el punto sobre el que todos giran, y claro, con tal talento a los mandos y un grupo de excelentes jugadores alrededor, puede pasar esto, que el serbio se dedique a repartir juego durante muchos minutos y que desde el silencio te vaya matando. Porque justo así comenzó el partido. Hubo canastas de Jamal Murray (llegaría a los 26 puntos) y otras muchas de Aaron Gordon en los primeros minutos. Simplemente marcaron territorio. Simplemente dijeron: queremos el anillo.
Los Heat fueron siempre a remolque. Lo que al final del primer cuarto eran nueve puntos de desventaja se convirtieron en 17 al descanso, y estos a su vez pasaron a 21 a la conclusión del tercer periodo. No se puede echar en cara nada a los de Erik Spoelstra. Hicieron su juego y lucharon hasta el final; tanto es así que en el último cuarto llegaron a ponerse a solo nueve puntos, pero no les alcanzó. Bam Adebayo fue el mejor del equipo, pero anoche esos secundarios que tan aplaudidos fueron contra Boston no aparecieron, y claro, sin ellos todo se vuelve demasiado cuesta arriba, sobre todo si delante tienes a un coloso como Denver.
No le falta razón. Él se fue a los 26 puntos y Nikola Jokic firmó un triple-doble de 27 puntos, 10 rebotes y 14 asistencias, pero es que tras ellos aparecieron Aaron Gordon con 16 tantos, Michael Porter Jr. con un doble-doble de 14 puntos y 13 rebotes, y Bruce Brown con otros 10 puntos desde el banquillo. Fáciles de parar no son, eso está claro.
De su clase parte el juego de Denver y lo más curioso es que por momentos puede parecer que no está haciendo mucho, pero luego miras sus estadísticas y te das cuenta de que básicamente es el corazón del equipo. Anoche, volvió a deslumbrar en su debut en unas Finales al firmar un nuevo triple-doble. En esta ocasión no fue uno más, ya que le encumbró como el segundo jugador en la historia de la Finales que lo consigue en su primer partido. ¿Quién fue el otro? Jason Kidd en 2002.