
Las Reinas del Caribe, el equipo nacional femenino de voleibol de la República Dominicana, se enfrenta a un desafío desigual en su lucha por mantenerse en la élite mundial de este deporte. En una entrevista el entrenador del equipo, Marcos Kwiek, habló de las disparidades económicas y estructurales que enfrenta la selección dominicana en comparación con las potencias del voleibol internacional.
Kwiek, consciente de las dificultades que su equipo enfrenta, destaca que cada victoria de las Reinas del Caribe en el nivel élite debe ser apreciada por su valor intrínseco. No se trata de falta de talento, sino de las diferencias en la infraestructura y el apoyo financiero en comparación con las potencias del voleibol mundial. «No es por falsa modestia, pero nosotros tenemos que valorar demasiado el trabajo de nosotros aquí en República Dominicana», enfatiza Kwiek. ¿La razón? «Porque nosotros no tenemos el dinero y la inversión que tienen esos equipos. Ni cerca llegamos».
El equipo nacional femenino de voleibol dominicano ha cosechado éxitos recientes, incluyendo tres triunfos consecutivos en la Liga de Naciones, derrotando de manera resonante a Corea del Sur, China y Serbia. Sin embargo, Kwiek señala una realidad innegable: «No tenemos el dinero». En el período comprendido entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2021, el Senafe (Sistema de Entrenamiento de Atletas de Alto Rendimiento) recibió una inyección de RD$77,004,745.06, lo que equivale a aproximadamente US$1,375,084, la mayoría de la cual provino del empresario Cristóbal Marte. Comparativamente, equipos como Brasil cuentan con un presupuesto anual que supera los 30 millones de dólares.
Otro factor que coloca a las Reinas del Caribe en una posición desventajosa es la cantidad de jugadoras disponibles. Mientras que equipos como China y Estados Unidos pueden darse el lujo de contar con hasta 14 jugadoras en una Liga de Naciones, República Dominicana no tiene la misma base de jugadoras ni los recursos necesarios. Kwiek sostiene que «no tenemos la cantidad de jugadoras que tienen esos equipos» y añade que tampoco tienen las mismas facilidades para entrenar.
La diferencia se hace aún más evidente cuando se trata de centros de alto rendimiento. Las principales naciones del voleibol, así como algunas fuera de los primeros 10 o 15 equipos, cuentan con instalaciones dedicadas exclusivamente al voleibol. Por ejemplo, Brasil tiene Saquarema, México tiene tres o cuatro centros, y Estados Unidos tiene Colorado Springs, un complejo que, aunque alberga otros deportes, cuenta con instalaciones específicas solo para el voleibol, desde gimnasios hasta salas de fisioterapia y piscinas.
En última instancia, la historia de las Reinas del Caribe refleja las desigualdades que existen en el deporte dominicano en comparación con las potencias mundiales. A pesar de los obstáculos, el equipo dominicano sigue luchando incansablemente en la arena internacional, demostrando que el corazón y el compromiso pueden superar las diferencias económicas y estructurales.