Opinión

LA TRAGEDIA DE JET SET: UNA LECCIÓN QUE VA MÁS ALLÁ DE LAS PÉRDIDAS

Por: Jonathan Batista Hernández

La madrugada del 8 de abril dejó una cicatriz profunda en la memoria colectiva de los dominicanos. La tragedia ocurrida en la discoteca Jet Set, un emblema del entretenimiento y la cultura urbana, ha enlutado a más de 220 familias, marcando un antes y un después en la forma en que vemos la seguridad, la prevención y la reputación empresarial.

Jet Set no era cualquier local. Su nombre representaba una época dorada, una marca de prestigio. Allí se reunían artistas, empresarios, políticos, turistas y dominicanos de todas partes que buscaban disfrutar de la vida nocturna. Que un evento de tal magnitud ocurriera en un lugar así nos recuerda una verdad incómoda: nadie está exento del riesgo.

Desde el punto de vista social, lo sucedido revela la fragilidad que enfrentamos todos. Ni el dinero, ni el renombre, ni los años de trayectoria garantizan inmunidad ante lo imprevisible. ¿Hemos desarrollado una cultura de prevención real o solo reaccionamos cuando la tragedia golpea?

En lo político, la situación obliga a cuestionar los protocolos de supervisión. ¿Dónde estaban las inspecciones? ¿Se habían realizado auditorías técnicas recientes? ¿Hubo alertas desoídas? Más allá de decretar días de duelo, el Estado debe reforzar los sistemas de control y asegurar que se cumplan las normas en todos los sectores. La seguridad de las personas no puede depender del azar ni del nombre del establecimiento.

Desde lo reputacional, esta es una lección dura para el mundo empresarial: la credibilidad no se construye solo con imagen, sino con gestión responsable, preparación ante emergencias y transparencia. En un mundo hiperconectado, donde las percepciones se forman en segundos, una crisis mal manejada puede destruir décadas de prestigio. Y no se trata de “quedar bien” ante el público, sino de haber actuado bien, antes, durante y después del desastre.

Esta tragedia nos recuerda que cualquiera —sin importar su poder, estatus o historia— puede enfrentar una crisis que desestabilice todo. Por eso es urgente que nos preparemos. Que como ciudadanos, empresas e instituciones desarrollemos culturas de evaluación constante, mejora continua y protección integral.

Que este dolor nos mueva a actuar, a transformar lo que debe cambiarse, y a mirar la prevención no como un gasto innecesario, sino como una inversión ineludible.

Porque la verdadera fuerza de un país no se mide en los nombres que brillan, sino en su capacidad de proteger la vida, incluso en la noche más oscura.

Lo ocurrido en Jet Set no es solo una tragedia: es una advertencia.
Ningún nombre, poder o trayectoria nos exime del riesgo. La prevención no es un lujo, es una necesidad!

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