
En un mundo marcado por el calentamiento global, América Latina y el Caribe se enfrenta a un creciente riesgo climático. La región es vulnerable debido a su infraestructura, población en zonas propensas a desastres y limitaciones presupuestarias, lo que resulta en una alta probabilidad de eventos climáticos extremos.
A lo largo de los últimos 43 años, se han registrado más de 2,225 desastres climáticos en la región, con un promedio de 52 eventos por año. Las inundaciones y tormentas son los más comunes, seguidos de deslizamientos de tierra y sequías. Además, la cantidad de eventos extremos ha aumentado un 90% entre 2000 y 2021 en comparación con las dos décadas anteriores.
Estos desastres no solo han tenido un impacto económico significativo, sino que también han afectado a un gran porcentaje de la población. En promedio, los daños y pérdidas anuales equivalen al menos al 0.2% del PIB en la región, y alrededor del 1% de la población se ve afectada por desastres climáticos cada año.
Un estudio reciente realizado por CAF, el banco de desarrollo de América Latina y el Caribe, examinó los efectos macroeconómicos de invertir en infraestructura resiliente y la creación de fondos de contingencia en las economías más vulnerables de la región, incluyendo República Dominicana. Los resultados indican que estas inversiones pueden reducir significativamente el impacto de los eventos climáticos en el PIB y mejorar la sostenibilidad de la deuda pública a largo plazo.
El financiamiento concesional desempeña un papel clave en este escenario al facilitar la implementación de inversiones en infraestructura resiliente y mitigar problemas de acceso al crédito. Se estima que estas inversiones requieren recursos considerables, entre USD 9,000 y USD 31,000 millones anuales en toda la región, lo que equivale a entre el 0.15% y el 0.5% del PIB anual.
Los bancos multilaterales, como CAF, desempeñan un papel crucial al movilizar capital, proporcionar financiamiento concesional y asesoramiento técnico, y fomentar la colaboración regional para abordar los desafíos climáticos.
La adaptación al cambio climático no es solo una necesidad, sino una inversión estratégica en el desarrollo sostenible de República Dominicana y la región.