La Conferencia del Episcopado Dominicano (CED) rechazó categóricamente las agresiones ocurridas durante una protesta en Arroyo Vuelta, Cotuí, donde comunitarios y miembros de la Iglesia Católica denunciaron abuso de fuerza por parte de la Policía Nacional y el Ejército, presuntamente en complicidad con la minera Barrick Gold. Durante la manifestación, el sacerdote Johnny Durán resultó herido en la frente mientras intentaba mediar en el conflicto. Otro sacerdote y varios comunitarios también sufrieron lesiones. La CED reiteró su solidaridad con las comunidades afectadas y exigió que los responsables enfrenten consecuencias legales.
Los obispos calificaron de inadmisible que el interés económico de la empresa prime sobre la vida y la tranquilidad de las familias de la zona. Asimismo, recordaron que la explotación de recursos naturales debe realizarse con responsabilidad social, ambiental y ética. En un comunicado, hicieron un llamado al diálogo e instaron a las autoridades a investigar los hechos de manera imparcial. También invitaron a los ciudadanos a manifestar pacíficamente su rechazo a estas prácticas y a unirse en oración por la justicia y la paz.
Barrick Gold, por su parte, alegó que las protestas han bloqueado carreteras y que las demandas de los comunitarios por indemnizaciones no se ajustan a evaluaciones independientes del mercado. Sin embargo, la Iglesia y los afectados exigen respuestas claras y justicia frente a lo que consideran una violación a los derechos humanos y al bienestar de las comunidades.
