
En Bajos de Haina, uno de los municipios industriales más productivos del país, miles de familias siguen enfrentando una crisis crónica de acceso al agua potable. A pesar de promesas oficiales, el acueducto anunciado por el Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados (INAPA) desde 2023 aún no ha sido completado, y su fecha de entrega ha sido postergada hasta finales del 2025. Esta situación obliga a los residentes a buscar soluciones improvisadas como pozos caseros, conexiones entre barrios o la compra de agua a precios que desequilibran sus finanzas.
La población denuncia sentirse abandonada por las autoridades, al punto de tener que autogestionarse el suministro de un recurso vital. El costo por llenar tinacos o cisternas oscila entre RD$1,100 y RD$1,600, mientras que un simple tanque puede costar hasta RD$75. Esta situación no solo pone en riesgo la salud de los habitantes, sino también afecta su economía familiar, limitando la compra de alimentos y otros productos básicos.
Líderes comunitarios como Víctor Manuel Báez, presidente del Consejo para el Desarrollo Integral de Haina (Codina), critican duramente al director de INAPA, acusándolo de haber engañado al pueblo con la promesa de un acueducto que no existe en la práctica. Barrios como Villa Penca, Bella Vista, El Carril, La Pared, Los Gringos y otros llevan meses sin recibir agua por tuberías. Los residentes exigen respuestas concretas antes de que finalice el actual período gubernamental, temiendo que la obra se quede solo en papeles.