En un Domingo de Resurrección cargado de simbolismo y dolor, decenas de familiares y ciudadanos se congregaron en la “zona cero” donde se alzaba la discoteca Jet Set, escenario de una de las mayores tragedias recientes del país, con un saldo de 232 fallecidos. Entre flores, velas y camisetas con rostros de las víctimas, los presentes guardaron un minuto de silencio y expresaron su deseo de justicia y de que nunca se olvide lo ocurrido.
El lugar, ahora cubierto con una cinta amarilla de “no cruce” y repleto de fotografías con mensajes escritos a mano, fue testigo de palabras cargadas de emoción. Algunos, como Gioberti Franco, que perdió a dos primas, señalaron que el sufrimiento persiste y que la esperanza de reencontrarse con sus seres queridos sigue viva. Otros, como Heidi Polanco y Escarlet Castillo, viajaron desde otras provincias para solidarizarse con el dolor ajeno que sienten como propio.
Los familiares reiteraron el llamado a que se sancione a los responsables por las posibles negligencias en torno a la seguridad del establecimiento. Asimismo, pidieron que el terreno donde ocurrió la tragedia se convierta en un memorial permanente y no en un espacio comercial, para honrar la memoria de los que allí perdieron la vida. Mientras tanto, las investigaciones oficiales siguen en marcha para esclarecer las causas del colapso del local.
