Una fallida actualización de software provocó un apagón tecnológico global el viernes, afectando vuelos, bancos, medios de comunicación, hospitales y pequeños negocios. Este incidente, originado por una actualización de la empresa de ciberseguridad CrowdStrike que impactó computadoras con Microsoft Windows, no fue un hackeo ni un ciberataque, según la compañía. CrowdStrike se disculpó y aseguró estar trabajando en una solución, aunque las interrupciones persistieron e incluso se intensificaron.
Aeropuertos en Estados Unidos, Europa y Asia enfrentaron largas filas debido a problemas con los sistemas de registro y reservas, afectando a muchos viajeros durante la temporada de vacaciones. Hospitales y consultorios médicos tuvieron que cancelar cirugías no urgentes y enfrentaron dificultades con sus sistemas de citas. Varias cadenas de televisión estadounidenses no pudieron emitir noticias locales el viernes por la mañana.
Entre los afectados se encontraron atletas y asistentes a los Juegos Olímpicos en París, quienes experimentaron retrasos junto con sus uniformes y acreditaciones. Sin embargo, los organizadores del evento confirmaron que las interrupciones no afectaron la venta de boletos ni el relevo de la antorcha.
Este incidente pone de manifiesto la fragilidad de la infraestructura digital global. Ciaran Martin, profesor de la Universidad de Oxford, describió la situación como un incómodo recordatorio de nuestra dependencia de un puñado de proveedores tecnológicos. James Bore, experto en ciberseguridad, señaló que las interrupciones pueden causar daños reales, especialmente en hospitales donde la falta de acceso a sistemas críticos puede resultar en pérdidas de vidas.
La directora de la agencia alemana de seguridad informática, Claudia Plattner, advirtió que los problemas persistirán durante algún tiempo y que no se espera una solución rápida. Frank X. Shaw, portavoz de Microsoft, confirmó que una actualización de CrowdStrike fue responsable de la caída de varios sistemas Windows a nivel mundial. Microsoft está trabajando para «aliviar el impacto» y ha observado una tendencia positiva en la recuperación del servicio.
Gobiernos y compañías en todo el mundo luchaban por responder al problema. En Estados Unidos, el presidente Joe Biden fue informado sobre el apagón y su equipo mantiene contacto con las partes afectadas. En Nueva Zelanda, el primer ministro interino David Seymour indicó que el país estaba evaluando los posibles impactos y no había indicios de una amenaza de ciberseguridad.
La interrupción afectó la bolsa de Milán, donde el índice FTSE MIB no pudo recopilarse durante una hora. En los aeropuertos de Estados Unidos, algunas aerolíneas como United, American y Delta comenzaron a reanudar vuelos tras graves interrupciones, aunque persistieron los retrasos. Las líneas aéreas y ferroviarias del Reino Unido también enfrentaron tiempos de espera más largos de lo habitual.
Australia fue particularmente afectada, con interrupciones reportadas en bancos, aerolíneas y proveedores de internet y telefonía. Medios de comunicación como ABC y Sky News Australia no pudieron transmitir durante horas, obligando a algunos presentadores a salir al aire en línea desde oficinas a oscuras.
