
Estados Unidos ha comunicado oficialmente ante el Consejo de Seguridad de la ONU que no continuará asumiendo por sí solo el costo económico de la misión policial en Haití, que busca restablecer la seguridad en ese país. Así lo declaró Dorothy Shea, representante interina de la nación norteamericana, quien instó a la comunidad internacional a compartir la carga financiera. La misión, que hasta ahora ha desplegado solo una parte de los efectivos prometidos, requiere un presupuesto anual de 600 millones de dólares.
Shea advirtió que aunque su país reconoce la gravedad de la crisis haitiana, la responsabilidad de su solución debe ser compartida globalmente. Hasta ahora, Estados Unidos había comprometido 380 millones de dólares, siendo el mayor donante de la operación. Sin embargo, con los cambios políticos recientes en Washington, persisten dudas sobre si se mantendrán esas promesas de apoyo financiero.
Mientras tanto, el secretario general de la ONU, António Guterres, propuso que sea la propia organización la que asuma el financiamiento estructural y logístico de la fuerza, permitiendo así un funcionamiento sostenido. Esta iniciativa aún está pendiente de ser debatida formalmente por el Consejo de Seguridad. La situación deja en vilo no solo a Haití, sino a todos los países que respaldan una salida regional al conflicto, incluyendo a varias naciones del Caribe.