Desde la llegada del Partido Revolucionario Moderno (PRM) al poder en 2020, con Luis Abinader como presidente, el panorama político dominicano ha experimentado una marcada migración de figuras de la oposición hacia el oficialismo. Este fenómeno, calificado por algunos como “transfuguismo”, ha planteado interrogantes sobre las motivaciones detrás de estas decisiones y las posiciones gubernamentales otorgadas a los nuevos aliados.
Un caso reciente que ilustra esta dinámica es el nombramiento de Roberto Salcedo, exalcalde del Distrito Nacional por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), como embajador en Panamá. Junto a él, su hijo, Roberto Ángel Salcedo, ocupa un puesto clave en la Dirección General de Proyectos Estratégicos y Especiales de la Presidencia. Figuras como Modesto Guzmán, Maritza López de Ortiz y Julio César Valentín, también con raíces opositoras, han pasado al PRM y recibido posiciones importantes, lo que ha generado tensiones dentro del partido oficialista.
Además de políticos, miembros de la sociedad civil que lideraron movimientos críticos contra el PLD, como Carlos Pimentel y Andrés Mateo, han sido incorporados al gobierno. Estas designaciones han dividido opiniones: algunos consideran que refuerzan el equipo gubernamental, mientras otros cuestionan si estas alianzas responden a méritos o estrategias políticas para consolidar el poder del PRM.
