
Con el regreso a las aulas de más de 2 millones 600 mil estudiantes de niveles inicial, primaria y secundaria del sector público, el nuevo año escolar ha arrancado en la República Dominicana. Sin embargo, a pesar de las expectativas y los esfuerzos de estudiantes, maestros, padres y autoridades gubernamentales, este inicio se ha visto envuelto en dificultades notables.
El renombrado presidente Luis Abinader, en compañía del ministro de Educación Ángel Hernández y la viceministra de Asuntos Técnicos y Pedagógicos, Ancell Scheker, había asegurado hace tres semanas que «todo está listo» para el inicio del año escolar 2023-2024. No obstante, la realidad se ha presentado desafiante tanto para padres como para estudiantes.
Uno de los desafíos centrales en este comienzo de año escolar es la falta de cupos suficientes. A día de hoy, problemas de inscripción persisten en algunas zonas del país debido a la sobrepoblación estudiantil. Las provincias de Santiago de los Caballeros, Puerto Plata, Barahona y Peravia lideran la lista, donde la insuficiente cantidad de planteles educativos y personal administrativo se ha traducido en un obstáculo para la educación.
En el sur de Santiago, sectores como la avenida Yapur Dumit, Villa Magisterial, Valle Verde I y II, Las Flores, El Fondo de la Botella, carecen de liceos, lo que obliga a los estudiantes a viajar al centro de la ciudad para estudiar, con el costo añadido de los pasajes. La falta de espacio en aulas ha llevado a que, en algunos casos, hasta 39 alumnos compartan un aula preparada para solo 25.
Según un informe del Observatorio Educativo del Instituto de Educación y Formación Pedagógico Sindical (Insfoped) de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), el 43% de las aulas en centros educativos públicos a nivel nacional funcionan en condiciones sobrepobladas, con más de 30 estudiantes y en ocasiones, hasta 50 por salón.
Para paliar esta situación, el ministro de Educación ha licitado la adquisición de 400 aulas móviles. Sin embargo, más de 700 planteles no estarán listos para el inicio de clases, y según Hernández, estos proyectos se originaron durante la gestión anterior del gobierno peledeísta de Danilo Medina.
La disparidad socioeconómica en el país también representa un desafío significativo. Muchas familias dominicanas enfrentan dificultades para costear uniformes y materiales escolares.
El cambio de diseño del uniforme escolar, solicitado por padres y alumnos, ha causado controversia. A partir de ahora, los estudiantes usarán pantalón azul marino y una camiseta azul celeste. Hasta principios de mes, solo la mitad de los 650 mil kits que el Ministerio de Educación dispuso con uniformes, zapatos y otros materiales educativos habían sido entregados.
En un intento por abordar esta cuestión, el gobierno ha invertido RD$1,800 millones en la entrega de bonos estudiantiles para más de 1 millón de hogares. Los padres con hijos en escuelas públicas recibirán RD$1,000 por cada hijo.
Este nuevo año escolar, a pesar de las dificultades iniciales, representa un período de oportunidades y desafíos para el sistema educativo dominicano. La lucha por mejorar la calidad de la educación y garantizar un acceso equitativo a todos los estudiantes continúa siendo un objetivo clave para las autoridades educativas y la sociedad en su conjunto.