
En una reunión plenaria del partido único presidida por el líder Kim Jong-un, Corea del Norte anunció una estrategia de respuesta más fuerte hacia Estados Unidos, calificándolo como «el estado más reaccionario» y denunciando la alianza militar entre EE.UU., Corea del Sur y Japón como un «bloque militar invasivo». Durante el encuentro, Kim ordenó modernizar tácticas de guerra y fortalecer las capacidades militares en respuesta a las crecientes tensiones geopolíticas.
La reunión también marcó cambios en el gabinete, con Pak Thae-song nombrado primer ministro en reemplazo de Kim Tok-hun. Este plenario se suma a la tradición de Pionyang de realizar sesiones al cierre del año, estableciendo las líneas estratégicas para el siguiente ciclo, especialmente en temas nucleares y diplomáticos. La postura de hostilidad hacia Corea del Sur fue reafirmada, destacando el rechazo de reconciliación o unificación, lo que refuerza la tensión en la península coreana.
El líder norcoreano recordó los fracasos de las negociaciones con la administración estadounidense anterior, señalando que la política de Washington no muestra intención de coexistencia con su régimen. Este discurso refleja la desconfianza de Pionyang hacia EE.UU. y el fortalecimiento de su retórica bélica como respuesta a la falta de avances en la diplomacia nuclear.