
Este sábado 30 de noviembre marca el final oficial de la temporada ciclónica 2024 para el Atlántico Norte, el Golfo de México y el Mar Caribe, un período que dejó huellas significativas tanto por su actividad como por su impacto devastador en diversas regiones.
Iniciada el 1 de junio, esta temporada registró 18 tormentas tropicales, superando el promedio histórico. De ellas, 11 se convirtieron en huracanes, y cinco alcanzaron la categoría de gran intensidad (3, 4 y 5 en la escala Saffir-Simpson), subrayando la peligrosidad de estos fenómenos.
Entre los eventos destacados, el huracán Beryl se formó en junio como el primer huracán de categoría 4 en ese mes, causando daños significativos en Carriacou y Jamaica. En septiembre, el huracán Helene devastó el sureste de Estados Unidos, siendo el más mortal desde Katrina (2005), con más de 200 víctimas y pérdidas económicas que superan los 48,800 millones de dólares, afectando infraestructuras críticas en estados como Carolina del Norte y Florida.
El huracán Milton, en octubre, alcanzó vientos de 280 km/h, posicionándose entre los más intensos en la historia del Golfo de México. En noviembre, el huracán Rafael cerró la temporada con su paso por Cuba, agravando los desafíos de recuperación tras el huracán Oscar.
Esta temporada, caracterizada por precipitaciones excepcionales y huracanes extremos, subraya la necesidad de continuar fortaleciendo medidas de prevención y adaptación en las comunidades vulnerables.