El mercado binacional de Dajabón es un espacio diverso donde se negocian una amplia gama de productos, desde artículos agrícolas y textiles hasta electrodomésticos y enseres para el hogar. Sin embargo, existe un sector menos conocido pero igualmente vital en esta plaza: aquellos que subsisten vendiendo café, barricas y ofreciendo servicios de alquiler de sillas y carretillas a los comerciantes haitianos que participan en la feria.
Lamentablemente, desde el 6 de septiembre, este mercado se encuentra en un estado de parálisis debido al cierre del paso a ciudadanos haitianos por la franja norte de la frontera con Haití, como medida de protesta contra la construcción de un canal de riego que afectaría al río Masacre.
Al menos 70 personas que dependen de esta área para su sustento se encuentran actualmente sin ingresos. Iris Altagracia Estévez, una madre soltera que se dedica a la venta de tanques durante los días de feria, expresó su preocupación: «No tenemos cómo decirles a nuestros hijos de dónde vendrá el dinero para comprar el pan de cada día debido a la falta del mercado».
Esta situación también afecta a aquellos que tienen que mantener a sus familias y afrontar gastos médicos costosos para sus seres queridos. La mayoría de estos comerciantes ha contraído préstamos que ahora no pueden pagar.
Para aliviar esta difícil situación económica causada por el cierre fronterizo, los comerciantes esperan las ayudas prometidas por el gobierno. Se han reunido con las autoridades del programa gubernamental denominado Supérate, quienes han realizado un levantamiento para buscar soluciones.
Como medida inicial, Supérate anunció que proporcionará un bono de emergencia en los próximos días a quienes se han visto afectados por la inactividad del mercado de Dajabón.
