
Campesinos de varias comunidades de Sánchez Ramírez han decidido tomar acción para frenar la tala de árboles en las colinas de El Rayo, donde nace el río El Naranjo. La medida de protesta surge como respuesta a la expansión de la presa de Cola, a cargo de la empresa Barrick Pueblo Viejo, que amenaza con afectar el ecosistema y la fuente de agua de la zona. Los residentes denuncian que la deforestación indiscriminada pone en riesgo no solo el medio ambiente, sino también su acceso al agua y sus medios de subsistencia.
Líderes comunitarios como Concepción Sosa y Clemente Paulino han manifestado su indignación ante la destrucción de la vegetación, señalando que la empresa minera actúa con respaldo militar mientras los habitantes defienden el derecho a preservar sus recursos naturales. Octaviana Gila, una mujer de 88 años, recorrió largas distancias para alzar su voz y exigir el cese de la tala. “No queremos quedarnos sin agua, la naturaleza nos está pidiendo ayuda”, expresó.
Los manifestantes han establecido un campamento en la cabecera del río El Naranjo, donde cada día se suman más personas en defensa del ecosistema. Mientras las comunidades afectadas buscan negociar con la empresa para evitar mayores daños, insisten en la necesidad de que las autoridades intervengan para proteger la biodiversidad y asegurar un futuro sostenible para la región.