
Kamala Harris, actual vicepresidenta y candidata demócrata, se encuentra en una posición cercana a romper barreras históricas en Estados Unidos, al convertirse en la primera mujer y primera afroamericana de origen indio en alcanzar la presidencia. A sus 60 años, Harris ha sido pionera en múltiples roles de liderazgo, sin embargo, ha optado por no resaltar su género ni raza en su campaña, en un esfuerzo por conectar con votantes moderados e independientes que buscan un enfoque de unidad en el liderazgo del país.
Siguiendo el ejemplo de Barack Obama, Harris prefiere que su trabajo hable por sí mismo en lugar de enfatizar su identidad racial o de género. La directora del Centro para Mujeres en Política de la Universidad Rutgers explica que este enfoque busca reducir los prejuicios en torno a quién puede ocupar la presidencia, ganando así la confianza de votantes que aún asocian el liderazgo con figuras masculinas.
Con la elección del 5 de noviembre, Estados Unidos podría estar a las puertas de un cambio histórico. No obstante, aunque las barreras de género parecen desvanecerse en la percepción de los votantes, será el veredicto de las urnas el que defina si Harris se convertirá en la primera mujer en dirigir la nación.