
El expresidente estadounidense Donald Trump reveló que, si no hubiera movido la cabeza durante un mitin en Pensilvania, una bala habría acabado con su vida. «Si no hubiera movido la cabeza, la bala del asesino habría entrado perfectamente y yo no estaría aquí esta noche», dijo Trump en su primer discurso tras el incidente.
El intento de magnicidio ocurrió el pasado sábado, y según Trump, la bala estuvo a un cuarto de pulgada de matarlo. En su emotivo relato, mencionó que el incidente fue «muy doloroso» para él y no planea contarlo nuevamente.
El discurso de Trump, que cerró la Convención Nacional Republicana, incluyó un homenaje a Corey Comperatore, el bombero que falleció durante el tiroteo. En el escenario, se mostró el uniforme del bombero entregado por su familia, con quienes Trump conversó por teléfono. También habló con las familias de los tres heridos en el ataque.
Trump describió que el día del mitin era «cálido y hermoso al atardecer en el municipio de Butler». Mientras hablaba y giraba la cabeza para ver un gráfico, escuchó un fuerte sonido y sintió sangre en su mano derecha. «Supe de inmediato que era muy grave, que estábamos bajo ataque», contó. En un tono pausado, muy diferente a su habitual agresividad, Trump relató cómo cayó al suelo y se sintió seguro porque «tenía a Dios de su lado».
La multitud, en lugar de huir, buscó valientemente al francotirador y lo señaló. «No se movieron. La razón es que sabían que estaba en un problema muy serio y me vieron caer de repente», explicó Trump. Después de ser levantado por los agentes, Trump dijo sentirse tranquilo y levantó su brazo derecho para mostrar a la multitud que estaba bien, gritando «¡Pelea, pelea, pelea!» para animar a los presentes.