
En aquellos días se había hablado mucho del GOAT – the Greatest Of All Time, que en español significa, “el Más Grande de Todos los Tiempos”, en especial acerca de Michael Jordan, debido a la serie documental de 10 capítulos producida por ESPN, “The Last Dance”. Jordan trae a la mente la frase que fue empleada para calificar a Sugar Ray Robinson, quien alguna vez fue catalogado como el mejor boxeador libra por libra en la historia de ese deporte. Eso es lo que Jordan representa en el baloncesto, y lo que Willie Mays fue en el béisbol. Willie Mays es el GOAT — el Más Grande de Todos los Tiempos.
Quizás luzca apropiado que cuando Jordan trató de convertirse en un pelotero profesional, jugó con Birmingham Barons en 1994. Se trata de uno de los lugares donde todo comenzó para Willie Howard Mays, Jr., quien nació en Westfield, Alabama y jugó con Birmingham Black Barons en 1948.
Mays salió de Nueva York mucho antes de tiempo, en 1958, cuando los Gigantes se mudaron a San Francisco, lo que significa que Mays jugó la mayor parte de la cúspide de su carrera en el viento y frío del Candlestick Park. Cuando regresó a la Gran Manzana para jugar con los Mets, ya era demasiado viejo. Por lo tanto, nunca recibió la atención o los reflectores que Mickey Mantle tuvo. Fue contemporáneo de un grande como Hank Aaron. Pero Mays era ese jugador único. Era el mejor jugador “libra por libra” de todos ellos.
Hubo una época en los Estados Unidos en que el elogio más grande que cualquier deportista podía recibir era el siguiente: Tenía algo de Willie Mays en él.
Incluso después de haber disputado más de una década de juegos en casa en Candlestick Point, logró disparar 660 cuadrangulares en la Gran Carpa. Solamente participó en cuatro Series Mundiales en su carrera, tres con los Gigantes y una con los Mets, y ganó una sola en 1954. Vio acción en 20 juegos del Clásico de Otoño y en uno de ellos, en el viejo Polo Grounds en 1954, realizó la que hasta la fecha es la atrapada más famosa en Series Mundiales, tras un elevado de Vic Wertz de los indios (Hoy Guardianes).
En esa ocasión, el jardinero central de los Gigantes inició una larga carrera hacia la barda al escuchar el impacto de la pelota. De espaldas al plato, Mays alzó el guante y se quedó con el batazo de Wertz de manera increíble, perdiendo la gorra en el acto. De inmediato, se dio la vuelta para regresar la bola e impedir un mayor avance de los corredores.
Habrá muchas historias de Mays para contar. Una de las favoritas viene de McCarver, quien jugó contra los Gigantes durante la mayor parte de los años mozos de Willie en la década de los 60. McCarver dijo que Johnny Keane, quien llevó a los Cardenales al título de la Serie Mundial en 1964, tenía una regla para los jardineros del equipo: Si Mays estaba en las bases y trataba de anotar con un imparable, no debían tirar al plato, a menos de que estuviese tratando de anotar la carrera de la victoria.
El apogeo de Mays en las Mayores se dio en los años 50 y 60 – en un mundo diferente, en el que poca gente lo vio batear, correr, tirar y jugar al béisbol con alegría. Hizo que todo mundo deseara tener algo de Mays en ellos.