
El Clásico Mundial de Béisbol bajó el martes el telón de su función más vistosa, dejó un sabor tan bueno de boca que desde el campeón (Japón) hasta la mayor decepción (República Dominicana) ya encendieron el cronómetro con los apuntes para la próxima edición, si bien faltan 36 meses. Sobran las voces que quieren el evento con menor espera.
Como si haya escrito un guion de película de Oscar, la cereza del pastel la puso el último turno del torneo con Shohei Ohtani, el mayor fenómeno de los últimos 100 años, ponchando a Mike Trout, casi por consenso el mejor jugador de posición de este siglo.
Trout, cuyo talento no se ha traducido en mejora para los Angelinos (solo tres juegos de playoffs en sus 11 años y marca de 829-848), quedó tan impresionado con la experiencia que hasta acudió a las redes sociales que tanto le ruega la industria para capitalizar su estatus, pero que él no negocio por su reservada personalidad.
La organización anunció que más de 1,3 millones de personas asistieron a los 47 juegos que abarcaron el Clásico Mundial este año. Once de los 15 juegos que tuvieron lugar en LoanDepot Park, que fue sede de las rondas eliminatorias, se agotaron.
Al final de la primera ronda vendió más mercancía que cualquiera de las cuatro entregas anteriores. Los dos juegos de semifinales promediaron 2,4 millones de espectadores en Estados Unidos a traves de las señales Fox Sports 1 y Fox Deportes, un aumento del 96 % con respecto a 2017.
A los cuatro partidos que jugó la República Dominicana asistieron 136,918 personas, una media de 34,229. Estados Unidos arrastró 254,317 (36,331) y Japón encabezó con 280,300 (40,042), estos dos últimos en siete encuentros.
Cuando Japón derrotó a Corea del Sur en Tokio el 10 de marzo, 62 millones de personas vieron ya la victoria nipona sobre México el lunes superó los 70 millones. Cuando México derrotó a Estados Unidos el 12 de marzo, 47.534 personas se apiñaron en Chase Field en Phoenix. Y cuando Puerto Rico superó a República Dominicana el 15 de marzo, el 62% de los hogares puertorriqueños estaban sintonizados.